
EL DUELO NORMAL
Tradicionalmente se ha hablado de fases del período de duelo pero, en la actualidad, se prefiere hablar de componentes. La razón es que no siguen una sucesión temporal estricta y que pueden solaparse varios de estos acontecimientos simultáneamente. Estos componentes son los siguientes :
COMPONENTES DEL PROCESO DE DUELO.
1. SHOCK: Aparece en los momentos iniciales, y su duración es mayor cuando el suceso es imprevisto.
Se asocia a apatía y sensación de estar fuera de la realidad.
2. DESORGANIZACIÓN: Ocurre también al principio. Se acompaña de desesperación y absoluta desestructuración del funcionamiento del individuo en cualquiera de los ámbitos vitales.
3. NEGACIÓN: Es una forma frecuente de reacción ante sucesos inesperados. El individuo espera la llegada o la llamada de la persona desaparecida y actúa como si nada ocurriese.
4. DEPRESIÓN: Representa la progresión a una fase adaptativa más realista. Confirma que el proceso del duelo se está llevando a cabo de forma adecuada.
5. CULPA: Consiste en pensamientos recurrentes, casi obsesivos, en relación a lo que se podría haber hecho para evitar el suceso. También son más frecuentes si no se ha podido despedir del fallecido y si las relaciones con él no eran buenas
6. ANSIEDAD: Surge ante el miedo, generalmente realista, de los cambios que ocurrirán en la vida del paciente después del suceso (ej. soledad, dificultades económicas, etc.). Es el miedo a tener que sobrevivir sin la persona fallecida porque satisfacía una serie de necesidades.
7. IRA: Puede ir dirigida hacia familiares o amigos que no han “ayudado” durante el suceso o hacia personas que todavía disfrutan de lo que el paciente ha perdido (ej.: otras personas que conservan sus cónyuges o sus hijos). También es habitual que la ira se dirija hacia el personal sanitario (reacción frecuente en plantas oncológicas y en urgencias) o incluso hacia el fallecido por haber abandonado a los supervivientes.
8. RESOLUCIÓN Y ACEPTACIÓN: Ocurre cuando el paciente ha podido adaptarse a la pérdida de la persona y asumir las modificaciones que producirá este suceso en su vida. No siempre se alcanza esta fase.
Duelo patológico: Realización de asistencia psicológica individual y/o familiar para elaborar el proceso de duelo y asumir el fallecimiento del ser querido a fin de que, pasado un periodo de tiempo prudencial, no interfieran en la vida de la persona
Se puede pensar en un duelo patológico cuando:- Los síntomas perduran excesivamente (más de 12 semanas);
- Tienen tendencia a empeorar o provocan exagerado sufrimiento de manera permanente, o existe riesgo de complicaciones, como suicidio o consumo exagerado de alcohol.
- El duelo patológico debe ser tratado como con un trastorno depresivo.
1. Incredulidad (negación).
2. Fase de excitación, alarma, inquietud, dolor, coraje y culpabilidad (esta fase puede ir acompañada de alteraciones fisiológicas tales como el insomnio, pérdida de peso, etc.).
3. Asimilación ( reelaboración )
4. Recuperación.
VARIABLES QUE AFECTAN EL CURSO DEL DUELO
1. Identidad y rol de la persona pérdida
2. Edad y sexo de la persona que sufrió la pérdida
3. Causas y circunstancias de la pérdida
4. Circunstancias sociales y psicológicas de la persona que sufrió la pérdida alrededor del momento en que esta se produjo y posteriormente
5. Personalidad del que sufrió la pérdida con especial referencia a sus facultades para establecer relaciones de amor y capacidad para responder a situaciones de estrés.
1. Identidad y rol de la persona pérdida
2. Edad y sexo de la persona que sufrió la pérdida
3. Causas y circunstancias de la pérdida
4. Circunstancias sociales y psicológicas de la persona que sufrió la pérdida alrededor del momento en que esta se produjo y posteriormente
5. Personalidad del que sufrió la pérdida con especial referencia a sus facultades para establecer relaciones de amor y capacidad para responder a situaciones de estrés.
Los
objetivos
de
la
intervención
Deben consistir en favorecer el trabajo de duelo, para ello es importante (Fernández y Rodríguez, 2002):
A veces, esta tarea puede estar dificultada por el hecho de que quien la solicita puede pedirle, precisamente un remedio para evitar el dolor (en forma, por ejemplo , de medicamento).
Los sentimientos puestos en juego por la pérdida pueden ser muy variados. Desde luego está el sentimiento de pena por la pérdida. Pero también los de rabia, culpa e indefensión.
RECOMENDACIONES A LOS FAMILIARES DE LAS PERSONAS EN DUELO.
Deben consistir en favorecer el trabajo de duelo, para ello es importante (Fernández y Rodríguez, 2002):
- Facilitar la aceptación de la realidad de la pérdida.
- Facilitar la expresión y el manejo de los sentimientos ligados a ella.
- Facilitar la resolución de los problemas prácticos suscitados por la falta de lo perdido.
- Facilitar una despedida y la posibilidad de volver a encontrar sentido y satisfacción en la vida.
- Permitir la contemplación del cuerpo del fallecido. Esto es muy importante para evitar posteriores fantasías, temores y fantasmas. Previamente, debemos advertir, si existen, de posibles alteraciones visibles en el cuerpo o de su aspecto actual (intubado, conectado al respirador si es donante de órganos, etc.). También se les permitirá que le toquen y le hablen, “que puedan despedirse”.
- Avisar, si lo desean, a algún familiar o amigo.
- Ayudar al superviviente a tomar conciencia de la muerte. En los momentos iniciales, la sensación de irrealidad es la norma. Hablar sobre la pérdida ayuda a realizar esa tarea. La persona que pretende facilitar la puede preguntar sobre la forma en la que se enteró de la misma, cómo reaccionó, qué pensó, qué sintió. También puede explorar el comportamiento frente a los rituales que facilitan el cumplimiento de esta tarea, como la contemplación del cadáver en los ritos funerarios, las visitas a la tumba. Si el superviviente cuenta que no ha podido realizarlos, se pueden explorar las fantasías al respecto.
- Ayudar a identificar y expresar sus sentimientos “a su modo y manera”, manteniendo una comprensión empática y sin forzar nunca la situación.
A veces, esta tarea puede estar dificultada por el hecho de que quien la solicita puede pedirle, precisamente un remedio para evitar el dolor (en forma, por ejemplo , de medicamento).
Los sentimientos puestos en juego por la pérdida pueden ser muy variados. Desde luego está el sentimiento de pena por la pérdida. Pero también los de rabia, culpa e indefensión.
RECOMENDACIONES A LOS FAMILIARES DE LAS PERSONAS EN DUELO.
1.- Hay que invitar a la persona a que exprese sus sentimientos pero sin forzarle. Los sentimientos reprimidos siempre acaban saliendo pero más tarde, de forma más compleja y con tendencia a la cronificación. Tampoco hay que caer en el otro extremo de hablar continuamente del difunto. Por tanto, el tema no debe ser tabú ni demasiado frecuente, pero cuando se hable se puede profundizar en él. Tampoco hay que insistirle tanto en que hable de sentimientos que termine sintiéndose culpable por no expresarlos.
2.- Compartir sentimientos y recuerdos sobre el muerto con personas que le hayan conocido.
Este hecho facilita recomponer la imagen interna del fallecido e interiorizarlo como una experiencia
valiosa que nos acompañará siempre.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
http://www.caritasvitoria.org/datos/documentos/Material%20Duelo-magdalena.pdf
http://www.portalesmedicos.com/publicaciones/articles/2251/1/
http://www.revistauaricha.org/Articulos/Uaricha_14_001-011.pdf
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